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martes, 21 de mayo de 2019

Juego de Tronos Temporada 8: Una Cuestión de Tiempo


Acabada la famosa serie, el mundo arde. "Es mala malísima" "Que no hombre, no exageres". Da igual. La red hará lo que la red hace. Maximizar. Escribo, después de pasar una buena temporada sin escribir, para pronunciarme sobre este final, que más que cerrar la serie simplemente permite que se acabe. Y para pronunciarme sobre el único auténtico y devastador error, inapelable, que ha cometido esta temporada (y la anterior). Un error que, si bien puedo entender que alguien sea capaz de omitir, pues no me parece demoledor, y sobre el que se puede discutir sobre porqué se ha cometido, no deja de ser menos error por ello, ni sus consecuencias menos graves. Sobre todo porque a él pueden retrotraerse todos los demás errores que puedan percibirse, no importa si usted o yo mismo los consideramos o no como tales.

Y no hay porqué andarse con rodeos, esta la vista y en el título de mi artículo. Es el tiempo. El tiempo que les ha faltado para lidiar con todos los personajes, todas las tramas, todos los puntos que debían abordarse y cerrar todos los aspectos que querían tratar. Hay cosas que yo particularmente defiendo de esta temporada, otras que admito que están abiertas a debate, pero si existe gente que percibe estos aspectos como simples errores (cosa que no creo así a las buenas) es por el tiempo. Pues necesitas tiempo para crear en tu guión la ilusión de desarrollo orgánico en una historia. La efectividad de tus actores, por buenos que sean, de tus ideas, por buenas que sean, de tus escenas, por más soberbiamente que estén filmadas, no pueden sino verse disminuidas si no hay "espacio" entre ellas, si su relevancia queda anulada porque la siguiente escena se la roba, porque no hay espacio para crear expectación previa que de peso, el peso del acto en el momento queda disminuido por lo que sobreviene, lo que a su vez, no termina de permitir que se sopese y sienta el peso de lo sucedido a posteriori.

Romperé aquí una lanza en favor de la serie antes de seguir. A la hora de determinar que merecía tiempo y que no, eligieron a los personajes por encima de los detalles. El último capítulo bien puede servir de ejemplo. Todo lo que hay desde el comienzo del mismo hasta la marcha de Drogon me pareció tremendamente bien hecho, dadas las estrecheces, permitiendo sentir el peso de lo sucedido en los personajes, diciendo cada palabra y rememorando cada suceso que yo ya había traído a mi mente al contemplar el final del capítulo anterior para explicar y asentar los hechos, se toma la molestia de permitir que un personaje llore y despida a sus difuntos (joder, Star Wars ya ha matado a dos de sus héroes clásicos, y ni un mero réquiem). Alabo que al menos tuviesen claro eso, los personajes siempre primero.

Pero la otra mitad del capítulo es a su vez un recordatorio de lo que ha estado indudablemente mal, en general, en esta temporada, cuando sobreviene la proclamación. Ese suceso es la imagen misma de una lacra que ha achacado esta temporada, la sensación de que hay cosas que pasan porque tenían que pasar. Y pasan porque no hay tiempo de alimentar y cebar lo que pasa. Se muestran, y sí, podemos quizás vislumbrar un hilo lógico y coherente en la decisión o en los sucesos, nosotros, como espectadores omniscientes, pero no en el propio mundo. Hablo de la proclamación del nuevo rey como ejemplo (no habrá spoilers). Nada de lo que se nos había expuesto hasta entonces sugería tal desenlace, porque para ello los personajes responsables de la proclamación deberían tener acceso a una información específica sobre la idoneidad del proclamado que simplemente debemos suponer que en el ínterin temporal entre un punto y otro de la trama han debido de obtener. Pero no lo hemos visto, y ahí esta el tema. No había tiempo para esos detalles, y los guionistas prefirieron concederle importancia a otra cosa en vez de a esos detalles, que por otro lado, es lo que hace que los sucesos que tienen que pasar (porque la historia lo exige) pasen sin chirriar. Tal es así que esa primera mitad del capítulo debería haber sido el final de un capítulo. Y lo que viene después, un capítulo entero. Aparte de que tal y como esta estructurado, nos devuelve a la mencionada sensación de que se desposee de relevancia a algunos hechos simplemente por la necesidad de constreñir el contenido, se nos roba instantes ilustradores. Con las fuerzas ocupantes controlando la ciudad, y afuera, los nobles de Poniente y sus ejércitos queriendo entrar, un capítulo entero podría haber ido sobre las negociaciones que llevan finalmente al concilio, las consecuencias de las acciones que han llevado a esa situación, la hostilidad que amenaza con otra guerra más, y, por que no, poner al luego proclamado como rey jugando un papel vital en evitar que la cosa acabe en baño de sangre, mostrando su poder ante todos los señores de Poniente, para poder creer luego, como harán, que él era la elección neutral, sin pasiones ni ambiciones, de compromiso, más válida que había, algo que solo el público sabe, pero no por ello tiene porqué aceptar tal que así sin su poquitín de vaselina.

Sobre porqué estas constricciones, solo puedo elucubrar. ¿Ganas de acabar y cerrar un proyecto pesado y exigente que lleva una década controlando la vida profesional de todos los involucrados? Es bastante posible. Yo apuesto sobre todo por una apuesta en favor de la espectacularidad. A más espectáculo y más grande todo lo que vas a mostrar, más efectos, y más presupuesto necesitas para financiar. A menos capítulos, más concentrado el presupuesto por capítulo, más opciones de que cada uno pueda ofrecer un espectáculo que se sienta a tramo final.

Fuera como fuese, no he visto nada tan malo en esta temporada final como para sentirme cómodo en la conflagración en su contra, o para dejar de divertirme y entretenerme, o como para no emocionarme considerablemente en algunas escenas y momentos, pero tampoco nada tan bueno como para abstenerme de criticar con convicción lo que considero es inapelable que no se ha hecho bien, y es la fuente misma de los problemas estructurales que ha encajado la serie en su tramo final. Un problema gravísimo, que coge una serie de 9 y 10, la baja al 7, y por momentos la envía al 6 o al 5 (o al suspenso, si tienes poca tolerancia, o las expectativas eran muy grande). De poco sirve hacer todo lo demás bien si estructuralmente el andamio rechina porque esta todo constreñido. Si sumas decisiones para algunos polémicas (pero que yo en varios casos no veo como errores, personalmente), tenemos un plato perfecto para las declamaciones de un fandom con grandes expectativas, aspiraciones y teorías. Siempre temí que Juego de Tronos no sobreviviría a los estándares que ella misma se puso, pues la tendencia es esperar más y más del producto, cuando lo normal, es el decaimiento. Y para un sector considerable, así ha sido. En mi caso particular y personal, ha sido agridulce. He disfrutado bastante del final, algunos de mis momentos favoritos de la serie están en esta temporada, y por ello, marcho feliz, pero no lloraré ni lamentaré, por otro lado, que esto se haya acabado, lo cual es ilustrativo. Me lo he comido, lo he disfrutado, lo voy a recordar, y se ha terminado. Bien, por lo que a mi respecta, pero lejos de la aspiración de la redondez absoluta, grandiosa e impoluta que todos, unos más que otros, deseábamos. Realmente, se han echado de menos esos 10 capítulos por temporada y la holgura que hubieran podido traer. Ese perenne recordatorio de recorte de tiempo perseguirá a la serie, tanto si te ha gustado como si no.

Sirva al menos de lección y de advertencia, como digo, tanto si te ha gustado la temporada y quieres defender sus virtudes y aciertos como si estas abierto al destripe de la misma. Todas las cosas necesitan su tiempo para florecer y brillar. Ni toda la calidad en todos los demás campos puede protegerte cuando sencillamente queda la sombra de que podría haber sido, podría haber durado, podría haberse presentado, un poco mejor.